Un futuro urbano biodiverso

La relación del habitante urbano con la naturaleza está evolucionando

¿Cómo utilizan nuestras ciudades las soluciones basadas en la naturaleza para afrontar los retos que plantean el calentamiento del clima, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos? En los últimos años ha disminuido la calidad de vida en muchas ciudades. La contaminación atmosférica, el tráfico cada vez más intenso —sobre todo de vehículos privados— y el precio inasequible de la vivienda son algunas de las causas de este deterioro. Por tanto, debemos planificar mejor el futuro, incluido el aumento de la población urbana, para no perder la habitabilidad de la que disfrutan actualmente nuestras ciudades.

Una ciudad saludable es aquella que crea y mejora continuamente su entorno físico y social y amplía los recursos comunitarios que permiten a las personas apoyarse mutuamente para realizar todas sus actividades diarias y desarrollar al máximo su potencial. Este planteamiento sitúa la salud en un lugar destacado de la agenda política y social de la planificación urbana e impulsa un fuerte movimiento a favor de la salud pública a nivel local como motor clave de todo desarrollo urbano.

El contacto con la naturaleza es esencial para la existencia humana, el bienestar urbano y una buena calidad de vida. Los espacios verdes de las ciudades —ya sean grandes o pequeños— contribuyen a la salud y el bienestar de los residentes. Sin embargo, muchas ciudades no ofrecen a sus habitantes un acceso fácil y rápido a los espacios verdes dentro de la ciudad. Mejorar la distribución y el acceso a los espacios verdes y ampliar los jardines comunitarios y parques puede reportar numerosos beneficios, como un aumento de los servicios ecosistémicos, una gestión del agua mejorada para controlar las inundaciones urbanas, frenar la pérdida de biodiversidad, contribuir a la seguridad alimentaria y restaurar los ecosistemas dañados, por nombrar sólo algunos. Además, los espacios verdes y las soluciones basadas en la naturaleza ayudan a mantener las ciudades frescas durante las olas de calor y mejoran el microclima urbano.

Resilvestración en Londres, ejemplo de ciudad verde

Mapa de Londres que muestra los espacios verdes, grandes y pequeños, que contribuyen a la salud y el bienestar. Fuente: Greater London Authority, 2020, Creative Commons Attribution 4.0 International

La aplicación de los conceptos de reverdecimiento y resilvestración de las ciudades sostenibles ofrece valiosas oportunidades y beneficios. Los procesos de regeneración y recuperación de la naturaleza se utilizan actualmente como estrategias de gran impacto para reforzar la resiliencia de las ciudades. La integración de soluciones basadas en la naturaleza se ha convertido en una herramienta importante del diseño urbano para frenar el declive de la biodiversidad. La resilvestración de zonas verdes en las ciudades ecológicas es un concepto esencial para recuperar mariposas, insectos, pájaros y vida salvaje. A diferencia de los parques y jardines altamente gestionados, estas iniciativas de resilvestración suelen permitir la autorregulación de estos espacios, que permanecen sin cultivar.

Mis estudios de los últimos 25 años exploran el futuro de las ciudades sostenibles e incluyen la formulación de estrategias para recuperar la biodiversidad mediante el diseño regenerativo. Regenerativo significa que se repara el daño ya causado a los ecosistemas, y va un paso más allá de los conceptos de sostenibilidad y restauración.

El reverdecimiento urbano alude al proceso de creación de la infraestructura verde y las plantas dentro del entorno construido. Cada vez está más extendida la idea de que el reverdecimiento de las ciudades ofrece soluciones viables al utilizar y explotar las propiedades de los ecosistemas naturales y los beneficios que proporcionan.

Las actividades de resilvestración son esfuerzos de restauración y conservación ecológicas destinados a restaurar y proteger los procesos y espacios naturales mediante el restablecimiento de una zona de terreno a su estado natural, no cultivado y autorregulado. El término se utiliza especialmente para hacer referencia a la reintroducción de especies autóctonas de animales salvajes, insectos, aves y flora y fauna que han sido expulsadas o exterminadas. A través de las plantas que crecen allí por sí solas, la resilvestración tiene un importante potencial para aumentar la biodiversidad, crear entornos autosostenibles y mitigar el cambio climático. La resilvestración pasiva pretende reducir la intervención humana en los ecosistemas, devolviendo las tierras cultivadas por el hombre a la naturaleza y restaurando esta.

Jardín comunitario High Line de New York

El High Line utiliza la infraestructura en desuso de una línea ferroviaria de mercancías elevada y la reutiliza como jardín público lineal, Nueva York, James Corner Field Operations, Diller Scofidio + Renfo, Piet Oudolf. Foto Elizabeth Villalta/Unsplash

Los paisajes naturales de las ciudades se han ido limitando, degradando y sustituyendo por superficies duras impermeables, como carreteras, pavimentos y aparcamientos. Sin embargo, la inversión de esta tendencia es dinámica, compleja y aún incipiente. El concepto de biofilia, introducido por Edward O. Wilson en 1984, sugiere que los seres humanos poseen una tendencia innata a buscar conexiones con la naturaleza y otras formas de vida. Las iniciativas de resilvestración pueden centrarse en zonas más pequeñas dentro de los parques ya existentes. Las primeras iniciativas de resilvestración urbana fueron el Mauerpark de Berlín-Kreuzberg y el High Line de Nueva York, un ferrocarril elevado abandonado durante décadas que se ha convertido en un parque público floreciente.

La resiliencia urbana de las ciudades hace referencia a su capacidad para mantener simultáneamente las funciones humanas y ecosistémicas a largo plazo, incluso durante una catástrofe o crisis, y a su idoneidad para hacer frente a cambios repentinos sin dejar de desarrollarse. Del mismo modo, la resiliencia urbana, también llamada capacidad de adaptación, alude a la habilidad de una ciudad para afrontar y recuperarse rápidamente de dificultades o crisis.

Cada ciudad es única. Las ciudades difieren no sólo en su tamaño y densidad y en la distribución de su población y espacios verdes, sino también en sus contextos climáticos y culturales, en su geografía y en su vulnerabilidad frente al cambio climático. Cuando se trata de mejorar la resiliencia urbana aplicando soluciones basadas en la naturaleza y estrategias de resilvestración, lo que funciona en una ciudad puede no funcionar en otra.

Hoy en día, las zonas de resilvestración forman parte de los nuevos parques y jardines comunitarios públicos. El siguiente paso es ampliar las estrategias de intervención climática en toda la ciudad, como los bosques urbanos, desplegados para mantener las ciudades frescas. Sin embargo, es esencial que el diseño de las estrategias basadas en la naturaleza se integre plenamente con otras intervenciones de planificación complementarias y busque sinergias en todos los sectores.

Imagen principal: Parco Romana de CRA-Carlo Ratti Associatti